10 de octubre de 2016

Dinamarca (1350-1600)

Estatua de Valdemar Atterdag
Resumen de lo publicado. Distintos pueblos ocuparon la región, aunque el primero que trascendió fue el de los vikingos, que luego fueron dividiéndose: vikingos daneses, suecos y noruegos. Los daneses, a su vez, tomaron distintos caminos: algunos se quedaron en sus territorios, donde, alrededor del año 958, fundaron Dinamarca. Otros se subieron a sus poderosos barcos e invadieron Inglaterra en el siglo IX, pero terminaron absorbidos por reyes locales. En el año 1100, los daneses quedaron asentados básicamente en Dinamarca, situación que se mantiene hasta la actualidad; aunque han invadido, en siglos posteriores, Noruega, Suecia e Islandia. En 1219, los daneses conquistaron Estonia. En 1346, como el territorio no les servía demasiado, los reyes daneses le vendieron Estonia a la orden teutónica (un grupo religioso).

¿Cómo sigue la historia? Los reyes de Dinamarca tuvieron que enfrentarse, durante siglos, a la Iglesia católica, con la que tenían fuertes diferencias; y a la clase alta del reino (la nobleza), que exigía mayor poder. También tuvieron como enemigo al reino de Suecia, que les arrebató la región de Scania.

Luego de la gran hambruna (1315) y la peste negra (1348), que golpearon con dureza a toda la región, el rey Valdemar Atterdag consiguió aliviar la situación de Dinamarca, pero debió huir en el año 1370, perseguido por la nobleza.

Su hija, Margarita I (1375-1412), se casó con Haakon VI de Noruega y, gracias a un tratado conocido como Unión de Kalmar gobernó un gran reino compuesto por Dinamarca, Noruega, Suecia, Islas Feroe, Finlandia y Groenlandia (conocido con el nombre de la región: Escandinavia).

La situación era inestable: durante el gobierno de Erico de Pomerania (1412-1439), el reino volvió a dividirse; Cristóbal de Baviera (1440-1448) lo reunificó.

El principal conflicto siempre fue con Suecia; y, cuando el rey Cristián II (1513-1523) asesinó a centenas de suecos para mantener su poder, ya no hubo posibilidad de unión en Escandinavia. Los reinos se separaron y se miraron con desconfianza durante décadas.

Cristián III (1533-1559) mantuvo unidas a Dinamarca y Noruega, e impulsó la difusión de las ideas de Martín Lutero: hasta la actualidad, la Iglesia oficial de Dinamarca es "luterana".

Durante el siglo XVI, el reino de Dinamarca aumentó su poder político y sus recursos económicos, gracias a la llegada de muchos holandeses (escapaban de una guerra), que no sólo aumentó la fuerza de trabajo sino que permitió mantener lazos comerciales con Holanda.

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