15 de octubre de 2016

Cristianismo (1431-1503)

Pío II, un papa al que le gustaba mucho el sexo
Resumen de lo publicado. En el siglo VII, el cristianismo tenía cinco ciudades clave para sostener su poder, pero el islamismo arrasó tres. El clero secular (religiosos que vivían en las ciudades) llegó a gobernar pequeñas ciudades en la Edad Media, llamadas Estados Pontificios. Las últimas décadas del siglo IX y las primeras del X fueron difíciles, ya que los papas eran dominados por la clase alta. En el papado de León X (1048-1054) comenzó a intensificarse la separación entre Roma y Constantinopla, lo que en 1054 provocó el Gran Cisma, que dividió para siempre al cristianismo occidental (catolicismo) del oriental (ortodoxia). En el año 1095 comenzaron las Cruzadas: invasiones en las que la Iglesia pretendió ganar riquezas y territorios. Los sucesos de las ocho Cruzadas (1095-1270) pueden leerlos en este vínculo. En líneas generales, significaron muchas derrotas para el ejército cristiano, pero liberaron zonas de comercio controladas por los musulmanes. El papa Alejandro III (1159-1181) se enfrentó al Sacro Imperio Romano Germánico. Inocencio III (1198-1216) convocó el IV Concilio de Letrán, en el que se fundó la asesina y sanguinaria Inquisición. El final de la etapa en que la Iglesia tuvo mayor poder comenzó a fines del siglo XIII. Durante al menos 800 años, la religión había sido la explicación a todo lo que sucedía, y los representantes de la Iglesia acumularon un poder inmenso. Muchas cosas tuvieron que pasar para que la Iglesia se debilitara, entre ellas las fracasadas Cruzadas, la corrupción entre sus funcionarios, la aparición de nuevas visiones dentro del cristianismo y, especialmente, el avance en Europa de una clase social, la burguesía, para la cual lo más importante no era Dios, sino acumular riquezas. Por otra parte, el fortalecimiento de la independencia de determinados pueblos generó la creación de Iglesias nacionales que, muchas veces, no respondían al papa, sino que construían sus propias leyes. En el siglo XIV, Francia tuvo gran influencia sobre la Iglesia, al punto que se trasladó la residencia papal a Francia. El primero en volver a Roma fue Gregorio IX (1370-1378). Durante cuarenta años (1378-1417), la Iglesia católica estuvo escindida: dos papas gobernaban a la vez. En el Concilio de Pisa (1409) se intentó la unificación al elegir a Alejandro V, pero los otros pontífices no renunciaron. O sea que, durante años, hubo tres papas. El Concilio de Constanza nombró a Martín V (1417-1431) y dio por terminado el Cisma.

¿Cómo sigue la historia? Al finalizar el Cisma de Occidente, Martín V intentó poner fin al Cisma de Oriente para unificar a católicos y ortodoxos, pero fracasó.

El siguiente papa, Eugenio IV (1431-1447), se enfrentó al "movimiento conciliarista": religiosos que aseguraban que los concilios (reuniones periódicas de los líderes de la Iglesia) eran más importantes que el papa. Llegaron a designar a otro papa: Félix V (1439-1449); pero finalmente se impuso la figura del papa.

Nicolás V (1447-1455) utilizó las riquezas de la Iglesia para construir obras artísticas en Roma, incluyendo bibliotecas. Esa decisión forma parte del movimiento cultural y artístico conocido como "Renacimiento". Pero también le ordenó al rey de Portugal que transformara en esclavos a todas las personas que no se declararan cristianas. ¡Qué hijo de una gran puta!

En 1453 sucedió la caída de Constantinopla: la capital del cristianismo oriental (los ortodoxos) fue conquistada por musulmanes. Fue un duro golpe para todo el cristianismo, que utilizaba la región para comerciar y acumular riquezas mientras los campesinos morían de hambre.

Calixto III (1455-1458) gobernó poco tiempo, pero se le atribuye una gran tontería: excomulgar (echar de la "comunidad católica") ¡al cometa Halley!

Pío II (1458-1464) se dedicó a entregar cargos y riquezas a sus familiares y amigos (injusticia conocida como "nepotismo"). Antes de ser papa, tuvo sexo desenfrenado con varias mujeres y fue padre de dos hijos.

Paulo II (1464-1471) era tan soberbio que la Iglesia tuvo que impedirle ponerse Formoso ("hermoso") como sobrenombre. Habría muerto durante una relación sexual con su principal ayudante.

Sixto IV (1471-1484) siguió con el nepotismo: nombró como funcionarios de la Iglesia a por lo menos 25 familiares e impulsó una guerra contra la ciudad de Florencia. Además, a cambio de riquezas, otorgaba el perdón de la Iglesia por diferentes pecadas. Es considerado un sorete, término que en la Argentina significa excremento.

Inocencio VIII (1484-1492) afirmó que la Iglesia creía en la existencia de la brujería, aunque desde el año 906 la misma Iglesia había asesinado a muchas personas por creer en las brujerías. Se murió intentando pasar a su cuerpo la sangre de tres niños, para rejuvenecerse. Los tres chicos también se murieron. ¡Cuántos papas perversos e hijos de puta!

Alejandro VI (1492-1503) era sobrino de Calixto III. Promovió guerras entre las ciudades italianas para fortalecer y enriquecer a la Iglesia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario