26 de mayo de 2016

Metropolis (1927)

Acabo de ver Metropolis, una película de 1927 dirigida por el austriaco Fritz Lang, y me quedó una sensación rara.

La película está muy bien hecha. Vengo mirando cine "en orden" (desde su creación en adelante) y Metropolis representa un salto enorme a las películas que habían existido antes. Tiene excelentes actuaciones, una historia compleja pero claramente contada, escenografías espeluznantes y centenas de actores. Una verdadera superproducción. Por momentos, dan ganas de poner pausa para quedarse viendo algunas escenas detenidamente, llenas de extras que cumplen diferentes roles.

¿Cuál es el problema con Metropolis, entonces? El final. Les resumo el argumento: Metropolis es una ciudad del futuro en la que la clase alta ha oprimido a la clase baja incluso más que ahora. La clase baja, organizada por una mujer (feminismo, punto a favor), comienza a planear la revolución. Y avanza hacia ella.

(Si van a ver la película, no sigan, porque voy a contar el final. Se los aviso).

La cuestión es que el pueblo trabajador se levanta contra sus opresores, aunque no liderados por esa mujer, sino por un androide que tomó su forma. Lo extraño es que las ideas del androide (recuperar la ciudad por la fuerza) son claramente mejores que las de la mujer: esperar la llegada de "un mediador", una especie de Jesucristo redentor.

La revolución triunfa gracias a la locura del androide, pero al final de la película, en lugar de que los trabajadores organicen la ciudad para que todos puedan ser felices, pareciera que están obligados a "hacerse amigos" de sus opresores.

La última escena (un obrero explotado dándole la mano a su jefe explotador) me pareció ingenua, perversa, equivocada: los cambios importantes en el mundo no llegan pidiendo por favor, creo que eso lo sabemos todos. Llevamos años pidiendo por favor que se terminen las guerras, pero en estos momentos están matando un niño inocente en Asia.

Los cambios importantes llegan con conciencia y organización, y luchando contra los que quieren sostener las injusticias del mundo. Metropolis refleja muy bien cómo funciona el mundo desde 1927 (hombres de traje y corbata, injustos, lastimando la vida de millones) pero propone una solución malísima, que no solucionaría nada, sino que mantendría para siempre la injusticia.

Lindísima película para ver, pero siempre atentos al horrible mensaje final.

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