3 de septiembre de 2015

Imperio Bizantino (969-1143)

Alejo I Comneno, emperador
Resumen de lo publicado. En el año 395, el Imperio Romano se dividió en occidental y oriental, con capital en Bizancio. Tras el gobierno de Justiniano (527-565) llegó una etapa de debilidad y caos (565-610). Heraclio (610-641) consiguió restablecer cierto orden. En la segunda mitad del siglo VII se vivieron años de conflictos internos y externos. La polémica entre iconódulos e iconoclastas recién terminó en el año 843, cuando se permitió adorar imágenes. Una conspiración le dio el poder a Nicéforo I (802-811); pero una derrota contra los búlgaros terminó con su reinado. El imperio se mantuvo en lento declive entre 811 y 829. Teófilo (829-842) tenía pasión por la justicia, pero cruel y obsesivo. Basilio I (867-886) proporcionó al imperio una época de esplendor. León IV (886-912) fue un legislador (creador de leyes) muy importante. Durante el siglo X se emprendieron grandes conquistas: Sicilia, Chipre, Siria, Bulgaria… Constantino VII (913-959) dejó de pagarle tributo a Bulgaria. Eso generó el reinicio de los ataques búlgaros y una profunda crisis en el imperio.

¿Cómo sigue la historia? Durante el gobierno de Basilio II (976-1025) terminó el conflicto con los búlgaros al anexionarlos. Sus sucesores mostraron debilidad. El emperador se convirtió en un instrumento de la clase alta. En 1054 sucedió el Cisma de Oriente, en el que el cristianismo se dividió: por un lado, la Iglesia occidental; por el otro, la oriental.

El siglo XI fue un momento crucial para el imperio por el surgimiento de los turcos selyúcidas, que “reemplazaron” a los musulmanes como gran rival bizantino.

A mediados de siglo la situación era grave. Isaac I (1057-1059) fue un gran gobernante, pero como intentó quitarle poder a los poderosos, la Iglesia promovió un levantamiento y le quitó el trono. Constantino X, Eudoxia y Romano IV (1059-1071) fueron líderes intrascendentes. Miguel VII (1071-1078) sufrió varios desastres militares y pérdidas de territorio.

Hubo enfrentamientos entre Constantinopla y las otras provincias del Imperio hasta que asumió Alejo I (1081-1118), iniciador de la Dinastía Comneno, y restableció algo de orden. Durante su largo reinado, Juan II (1118-1143) defendió al imperio del ataque de los turcos, pero el apoyo que luego se le dio a la Segunda Cruzada cristiana (1147-1149) afectó negativamente a Bizancio.

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