17 de septiembre de 2015

Imperio Bizantino (1143-1261)

Representación de Alejo IV
Resumen de lo publicado. En el año 395, el Imperio Romano se dividió en occidental y oriental o bizantino. Tras el gobierno de Justiniano (527-565) llegó una etapa de debilidad y caos (565-610). Heraclio (610-641) consiguió restablecer el orden, pero luego volvieron los conflictos internos y externos. Basilio I (867-886) proporcionó una época de esplendor. Durante el siglo X se emprendieron grandes conquistas: Sicilia, Chipre, Siria, Bulgaria… Durante el gobierno de Basilio II (976-1025) terminó el conflicto con los búlgaros al anexionarlos. Sus sucesores mostraron debilidad. El emperador se convirtió en instrumento de la clase alta. En 1054 sucedió el Cisma de Oriente, en el que el cristianismo se dividió entre católicos y ortodoxos. En el siglo XI, los turcos selyúcidas se convirtieron en el gran enemigo del imperio. Miguel VII (1071-1078) sufrió varios desastres militares y pérdidas de territorio. Hubo enfrentamientos entre Constantinopla y otras provincias del Imperio hasta que asumió Alejo I (1081-1118). Juan II (1118-1143) defendió al imperio de los ataques turcos, pero el apoyo que le dio a la Segunda Cruzada cristiana (1147-1149) afectó negativamente a Bizancio.

¿Cómo sigue la historia? Durante el reinado de Manuel I (1143-1180), el emperador prácticamente dejó de tener poder. La Batalla de Miriokephalon (1176) repitió el desastre que un siglo antes se había producido en Manzikert: echaba por tierra las conquistas realizadas durante las Cruzadas y consolidaba la presencia de los turcos en Anatolia (actual Turquía). Alejo II (1180-1183) y Andrónico I (1183-1185) dieron fin a la Dinastía Comneno.

Las Cruzadas fueron negativas para Bizancio. La que mayores consecuencias tuvo fue la Cuarta Cruzada (1204), porque las excesivas peticiones de los cruzados provocaron un motín popular en el que murieron Isaac II (1185-1195) y su hijo Alejo IV (1203-1204).

Tras huir de Constantinopla, los Cruzados se repartieron el imperio. Se formaron así diversos principados: Imperio Griego de Nicea, Imperio Latino de Constantinopla, Déspotas de Epiro…

En 1261, Miguel VIII Paleólogo, que gobernaba Nicea, se apoderó de Constantinopla y restauró el Imperio Bizantino.

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