30 de agosto de 2015

Extractos de "Una excursión a los indios ranqueles" (1870)

Una excursión a los indios ranqueles es un libro escrito por el argentino Lucio Mansilla en 1870. Podés leer una opinión sobre el libro acá.

En este post, publico algunas de las partes del libro que más me gustaron.

"Si la felicidad existe, si la podemos concretar y definir, ella está en los extremos. Yo comprendo las satisfacciones del rico y las del pobre; las satisfacciones del amor y del odio; las satisfacciones de la oscuridad y las de la gloria. Pero ¿quién comprende las satisfacciones de los términos medios; las satisfacciones de la indiferencia; las satisfacciones de ser cualquier cosa?".

"La civilización consiste, si yo me hago una idea exacta de ella, en varias cosas.
En usar cuellos de papel, que son los más económicos, botas de charol y guantes de cabritilla. En que haya muchos médicos y muchos enfermos, muchos abogados y muchos pleitos, muchos soldados y muchas guerras, muchos ricos y muchos pobres. En que se impriman muchos periódicos y circulen muchas mentiras. En que se edifiquen muchas casas, con muchas piezas y muy pocas comodidades. En que funcione un gobierno compuesto de muchas personas como presidente, ministros, congresales, y en que se gobierne lo menos posible. En que haya muchísimos hoteles y todos muy malos y todos muy caros".

"Te asombrarías, si volvieses a estas tierras lejanas y vieras lo que hemos adelantado.
El Paraguay no existe. La última estadística después de le guerra arroja la cifra de ciento cuarenta mil mujeres y catorce mil hombres.
Esta grande obra la hemos realizado con el Brasil. Entre los dos hemos mandado a López a la difuntería".

"La vida se consume cambiando servicios por servicios. La armonía depende de este convencimiento vulgar, que está en la conciencia de todos: hoy por ti, mañana por mí.
Es por eso que el tipo odioso por excelencia, es el de aquel que, violando la sabia ley de la reciprocidad, se mancha enteramente con el borrón de la ingratitud.
Dante coloca a estos desgraciados en el cuarto recinto del último infierno".

"Tanto que declamamos sobre nuestra sabiduría, tanto que leemos y estudiamos, ¿y para qué?
Para despreciar a un pobre indio, llamándole bárbaro, salvaje; para pedir su exterminio, porque su sangre, su raza, sus instintos, sus aptitudes no son susceptibles de asimilarse con nuestra civilización empírica, que se dice humanitaria, recta y justiciera, aunque hace morir a hierro al que a hierro mata, y se ensangrienta por cuestión de amor propio, de avaricia, de engrandecimiento, de orgullo, que para todos nos presenta en nombre del derecho el filo de una espada".

"Las calamidades que afligen a la humanidad nacen de los odios de razas, de las preocupaciones inveteradas, de la falta de benevolencia y de amor.
Por eso el medio más eficaz de extinguir la antipatía que suele observarse entre ciertas razas en los países donde los privilegios han creado dos clases sociales, una de opresores y otra de oprimidos, es la justicia".

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