18 de junio de 2015

Italia (774-912)

Mapa de la actual Italia en el año 900.
Resumen de lo publicado. La formación de aldeas en Italia había comenzado con los etruscos, alrededor del año 900 a.C. En 510 a.C., la nobleza romana proclamó una república. A partir del siglo II a.C., Roma comenzó a conquistar otras ciudades, convirtiéndose en uno de los imperios más poderosos de la historia.  Sin embargo, por una suma de motivos, el Imperio Romano se dividió en dos en el año 395. Roma fue la capital del imperio de occidente, pero en el año 493 fue invadida por los hérulos: era el fin del imperio. Luego, el territorio de Roma fue controlado sucesivamente por los ostrogodos, el Imperio Bizantino, los lombardos (568-754) y los francos, que en el año 774 transformaron a Italia en parte del Imperio Franco-Carolingio.

¿Cómo sigue la historia? En el año 843, los sarracenos (un  pueblo de origen árabe que ocupaba una minima parte del sur de Italia) iniciaron un avance hacia el norte y ocuparon nuevas tierras.

Con el feudalismo (las tierras se repartían entre los más poderosos, que explotaban a la clase baja) se acentuaron las divisiones políticas, y cada vez era más difícil que una sola persona tomara las principales decisiones. El único poder que se sostenía en el tiempo era el de los papas, ya que la religión ganaba cada vez más importancia. Además, muchas regiones se habían convertido en Estados Pontificios.

Las ciudades de Genoa, Firenze, Venezia y Milano se conviertieron en importantes centros económicos de Europa, consiguiendo así un alto grado de independencia.

A principios del siglo X, el territorio de Italia estaba muy dividido: los musulmanes gobernaban en el sur; las ciudades independientes, el centro; los estados gobernados por la Iglesia, los alrededores de Roma; y los francos, el norte.

El senador Teofilacto (líder de la clase más rica y poderosa de Roma) controló el gobierno de la ciudad y también al papado. El papa Sergio III (903-912) aceptó la protección del senador y mantuvo relaciones sexuales con la mujer de Teofilacto y con su hija Marozia. No sólo eso: también tuvo un hijo con Marozia, que luego se convertiría en el papa Juan XI.

El papa Juan X quiso oponerse a la escandalosa situación que vivía el cristianismo en Roma, pero fue encarcelado y asesinado. Sus líderes estaban llevando a Roma a un altísimo grado de corrupción e indignidad.

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