21 de junio de 2015

Hasta ahora no entendí nada (año 800)

En este blog escribimos textos en orden más o menos cronológico, aunque a veces nos desviamos un poco. Y ahora, que llegamos al año 800, es buen momento para hacer un resumen de lo acontecido desde el inicio de los tiempos hasta el siglo IX.

Comenzamos con el origen del Universo, que es un verdadero misterio, aunque existe la teoría del Big Bang, según la cual todo habría nacido con un gran estallido cósmico. Luego de ese estallido tenemos un poco más de certezas: las partículas que flotaban en el espacio comenzaron a unirse formando, entre otras cosas, los planetas. Y entre otros planetas, la Tierra.

Luego de muchísimo tiempo, en la Tierra se generaron las condiciones para que hubiera seres vivos, mínimos, apenas celulas que podían reproducirse. Y mucho más tiempo después, esas células se transformaron, por distintos motivos, en seres más complejos, como peces, árboles, monos. Y a partir de cambios que fueron sufriendo distintas especies de monos, de simios, aparecen las personas, al principio parecidas a un orangután cualquiera, y después como las ves en la esquina de tu casa.

Las personas al principio andaban de acá para allá, siguiendo sus instintos, pero desarrollaron un tipo de inteligencia que les permitió organizarse y aprender, por ejemplo, a plantar y cosechar. Eso, la agricultura, les sirvió para quedarse en un lugar en vez de estar todo el tiempo persiguiendo animales y buscando frutas para comer.

Las personas se quedaban en lugares donde hubiera ríos, para tomar agua, y buena tierra para plantar. Así nacieron grandes civilizaciones (Egipto, Grecia, China, India) y otras menores. Y también se inventó la escritura, que es lo que da fin a la Prehistoria y comienzo a la Historia.

Por distintos motivos (hambre, enfermedades, miedo, egoísmo), los pueblos tenían que buscar nuevas tierras en las que vivir. A veces llegaban a lugares que estaban habitados por otras personas, entonces peleaban para quedarse con el lugar. Los pueblos más poderosos terminaban convirtiéndose en imperios, o sea que tenían el objetivo de aumentar cada vez más sus posesiones y poder.

El final de uno de esos imperios, el Imperio Romano, en el año 476, marcó también el final de la Edad Antigua y el inicio de la Edad Media. Y en la Edad Media, más precisamente en el año 800, es que estamos en este blog. Veamos qué pasaba en el mundo en ese momento.

América era un continente independiente, aislado del resto. Por el clima (en el norte y en el sur hace mucho frío), la mayoría de las personas vivían en la zona central. Los pueblos más importantes eran los mayas y los zapotecas, ubicados en lo que actualmente es México; los Sicán y los Huari (en el actual Perú); y el pueblo de Tiahuanaco, que ocupaba un territorio que incluía parte de Perú, Bolivia y Chile.

Oceanía también estaba a salvo de la hostilidades de otros continentes, pero poco se sabe de quienes vivían allí. Por las dificultades para llegar hasta las islas, seguramente era el continente menos poblado, y con un modo de vida más antiguo y rústico.

Más hacia el norte, en Asia, existía la poderosa Dinastía Tang, que gobernaba China. Entre la decena de civilizaciones fuertes que existían en el año 800, también estaba la de Japón, con su propia corte de emperadores, y el reino de Silla, en Corea. En la India, en tanto, vivían más de siete pueblos distintos, cada uno con sus costumbres y reglas.

África mantenía un estilo de vida primitivo, similar al de la Edad Antigua, probablemente por las dificultades que allí impone la naturaleza: calor y humedad, clima propenso a las enfermedades y al agotamiento. Entre los datos conocidos, en el interior del continente sólo se destacaban el Imperio de Ghana (en lo que ahora es Malí), el reino de Aksum (hoy Etiopía) y el pueblo Kanem (en Chad). En el extremo sur de África, cerca de Europa, ya habían penetrado ejércitos musulmanes, que controlaban parte de Egipto.

Justamente el Imperio Musulmán era el pueblo más poderoso en el año 800. Ocupaba esa partecita de África, inmenso espacio en Asia (unos quince países actuales, incluidos Arabia Saudita, Irán, Siria y Afganistán) y una pequeña porción de Europa (Armenia y Georgia). Además había conquistado España, pero esos jefes árabes finalmente se independizaron del imperio.

Nos falta hablar de Europa, que ya había empezado un proceso en el que los territorios se fueron dividiendo entre distintos pueblos que más adelante formarían los primeros países (hasta ese momento no existía la idea actual de "país").

Teníamos al Imperio Franco en las actuales Francia, Suiza, Bélgica y Alemania; los árabes en España y Portugal; el reino de Navarra en el norte de España; los reinos de Kent, Northumbria, Essex, Wessex, Mercia y Gales en Gran Bretaña; los ávaros esparcidos en Ucrania, Rumania, Hungría, Eslovaquia, Polonia y Moldavia; los búlgaros en Bulgaria y Rumania; los Estados Pontificios más algunas ciudades independientes en Italia; y el gran imperio era el Imperio Bizantino (Turquía, Grecia, Albania, Macedonia, Serbia, Montenegro, Bosnia).

Apenas unos años antes, había comenzado a extenderse el terror a los vikingos: un pueblo surgido del norte de Europa, región conocida como Escandinavia, que había creado las mejores embarcaciones del planeta, y viajaba saqueando ciudades, empezando por Lindisfarne, en Britania.

Esto, entonces, es lo que tenemos a comienzos del siglo IX. Imaginate un mundo en el que el poder más importante lo tiene la religión: el cristianismo y el islamismo mantienen una batalla permanente. Un mundo donde Dios lo explica todo: la lluvia, las guerras, los desastres naturales. Un mundo casi sin libros, donde los conocimientos se transmiten hablando, o los tienen guardados los más poderosos. Un mundo sin cemento, donde todas las personas viven sobre la tierra. Donde barrer no tiene sentido. Un mundo más o menos así es el que existía en el siglo IX.

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