15 de diciembre de 2014

Imperio Romano de Occidente (395-493)

Honorio, emperador entre 395 y 423
En el año 395, tal como contamos en otro post, el Imperio Romano se dividió por última vez y para siempre. Cuando murió el emperador Teodosio, la parte occidental (o sea, la que está más a la izquierda si miramos un mapa) la gobernó Honorio y tuvo su sede en Roma. La oriental (a la derecha en el mapa) fue para el emperador Arcadio, que mantuvo la sede en Constantinopla, también llamada Bizancio.

En este texto vamos a hablar de qué pasó en el Imperio de Occidente.

La historia estaba así. Cerca del Imperio, los hunos (un pueblo que venía arrasando tierras desde Asia) estaban llegando a las tierras donde vivían pueblos europeos nuevos y bastante tranquilos: visigodos, suevos, francos, germanos. Como los hunos eran muy sanguinarios y asesinaban a todos sus enemigos, todos estos pueblos (a los que en la historia se los conoce como “bárbaros”) sintieron miedo y comenzaron a escaparse hacia el oeste, hacia la izquierda en un mapa: hacia el Imperio Romano.

El emperador Teodosio (347-395) tenía conflictos por todos lados y, cuando se dio cuenta de que la invasión de esos pueblos podía terminar en una inmensa guerra que destruiría el imperio, aceptó cederles a los visigodos un partecita del imperio y sumó al jefe visigodo (Alarico) al ejército romano.

En ese momento, Teodosio sólo era emperador de la parte oriental, pero en el año 388 también tomó el control de la parte occidental, que era un caos y confiaba en que él podría calmar los problemas internos.

Como dijimos, al morir Teodosio la parte occidental queda para Honorio (395-423), que no sólo tenía a los visigodos dentro del imperio, sino que los usó para reforzar el ejército. Los visigodos fueron expandiéndose sin oposición, ya que ellos mismos eran el ejército. Llegaron a Grecia y luego a Italia, donde controlaron la ciudad de Milan, en ese momento la capital del imperio.

Humillado, Honorio escapó a otra ciudad, Ravena, y mandó a todo el ejército no-visigodo contra los visigodos. Pero todo salía mal: el resto del imperio quedó desprotegido y los francos, alanos y vándalos invadieron la Galia, Hispania y Britania (actuales Francia, España e Inglaterra).

El Imperio de Occidente se caía a pedazos y cada vez gobernaba un territorio más pequeño. Los visigodos, liderados por Alarico, siguieron avanzando sobre Italia y conquistaron Roma en el año 408.

Para que el imperio sobreviviera, Honorio cedió Milan y Roma a los visigodos y también entregó la Galia sin luchar.

Honorio murió y, cuando asumió el emperador Valentiniano III (425-455) los hunos, que seguían avanzando y saqueando, ya estaban en las fronteras del imperio. Desesperados, romanos y visigodos se unieron para enfrentar a los hunos y consiguieron derrotarlos en la batalla de los campos cataláunicos (451).

La muerte de Valentiniano III fue el golpe final. Los siguientes emperadores (hubo nueve en veinte años) fueron asesinados por los bárbaros o por los propios romanos. En el año 476 llegó el final, y de modo humillante. Un pueblo con poca historia, los hérulos, invadío Ravena y un tal Odoacro se declaró dueño de lo que quedaba del imperio. Aunque, tiempo después, desde oriente intentarían recuperar esas tierras, el Imperio Romano de Occidente había dejado de existir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario