30 de junio de 2014

Últimas palabras de Sócrates (399 a.C.)

"Antes de beber la cicuta y morir, Sócrates pidió a un amigo que se encargara de devolver un gallo que le estaba debiendo a un tal Asclepius. Uno simpatiza con este gesto y con este hombre capaz de recordar sus pequeñas deudas cuando estaban por matarlo. Sin embargo, es posible sospechar un oculto deseo de lucirse. Tal vez Sócrates quería hacer inolvidable esa escena y juzgó elegante adornarla con una demostración de desdén metafísico. En realidad no le importaba pagar sus deudas sino mostrar la grandeza de su espíritu".

Extraído de Últimas palabras, cuento de Alejandro Dolina publicado en El libro del fantasma.

28 de junio de 2014

Los griegos y el canto

"Los griegos creían que las cosas ocurrían para que los hombres tuvieran algo que cantar. Las guerras, los desencuentros, los amores trágicos, los horrendos crímenes, las gestas heroicas: todo tenía para los dioses impíos el único fin de proporcionar tema a los cantores".

Escrito por Alejandro Dolina en el cuento Relatores, de El libro del fantasma.

25 de junio de 2014

Leyenda del Infierno (siglo IV)

"En el Infierno, los tormentos son perpetuos e incesantes, pero Dios concede recreos. Tal vez el Día de Navidad.

Una leyenda de finales del siglo IV relata la visita de San Pablo y el arcángel Miguel al reino de la perdición. Al ver el sufrimiento de los pecadores rogaron a Dios misericordia. Jesús se presentó en persona en el Infierno y concedió a todas las almas la gracia de no sufrir tormento alguno desde la hora nona del sábado hasta la prima del lunes.

San Pedro Damián cuenta que cerca de Pozzuoli hay unas aguas pestíferas desde donde surgen unos pájaros espantosos que sólo son visibles desde la noche del sábado a la mañana del lunes. Jamás se alimentan. No es posible cazarlos. Algunos creen que son almas de condenados que disfrutan del consuelo concedido por Cristo"

(Este texto es parte del cuento Atlas del Infierno, escrito por Alejandro Dolina y publicado en El libro del fantasma).

23 de junio de 2014

Las lágrimas de Solón (siglo VI a.C.)

"Tarde o temprano alguien le dirá: 'Si un problema tiene solución, no vale la pena preocuparse. Y si no la tiene, ¿qué se gana con la preocupación?'. Confunde esta gente las arduas cuestiones de la vida con las palabras cruzadas. La soledad, la angustia, el desencuentro y la injusticia no son problemas sino tragedias, y no es que uno se preocupe sino que se desespera.

Lloraba Solón la muerte de su hijo. Un amigo se acerca y dice:

-¿Por qué lloras, si sabes que es inútil?
 -Por eso -contestó Solón-, porque sé que es inútil".

(Extraído de Instrucciones para abrir el paquete de jabón Sunlight, cuento de Alejandro Dolina publicado en El libro del fantasma).

18 de junio de 2014

Vestales (siglo I - siglo IV)

Durante el Imperio Romano, más precisamente entre los siglos I y IV, las mujeres podían acceder a pocos cargos importantes: emperatriz (esposa del emperador) y... no se me ocurre ninguno más. Con suerte, poetisa: tenías que ser una escritora brillante y vivir en alguna época donde el arte no estuviera prohibido para las mujeres.

Uno de esos cargos relevantes lo aprendí hace poco: podías ser vestal. ¿Qué eran las vestales? Sacerdotisas que estaban "consagradas" a la diosa del hogar de los romanos, llamada Vesta. Ser consagradas significaba que eran las encargadas de cumplir y hacer cumplir todos los rituales que la religión exigía para satisfacer a Vesta. El más importante, mantener encendido el fuego sagrado del templo.

Las vestales eran varias (de dos a seis, según la época). Tenían que ser de padres prestigiosos y no haber tenido relaciones sexuales. Las elegía el emperador y duraban treinta años en el cargo. Si el fuego del templo se les apagaba, eran brutalmente golpeadas por miembros del ejército romano.

En el año 394, cuando la fe en los dioses romanos perdió fuerza y el cristianismo se impuso, el emperador Teodosio decretó el fin de la veneración a Vesta y, por tanto, de la ocupación de las vestales.

12 de junio de 2014

Los hermanos Graco (133 a.C. -121 a.C.)

Los hermanos Graco son un ejemplo de dos verdades. La primera es que desde el poder se pueden tomar decisiones justas. La segunda es que, si el mundo funciona tan mal, es porque cada vez que alguien toma decisiones justas, otro más poderoso lo destruye con fines personales o de clase.

Tiberio Graco fue elegido tribuno (representante de la clase oprimida en el Senado) en el año 133 a.C. e impulsó, entre muchas otras cosas, una ley agraria que limitaba las injusticias contra los plebeyos (la clase oprimida del Imperio Romano). Redistribuyó las tierras y sacó de la pobreza a una buena parte de la población. Apenas un año después, fue asesinado nada menos que en el mismo Senado, cuando estaba por ser reelecto.

Los patricios (clase dominante y opresora) consiguieron frenar así los justos reclamos plebeyos, hasta que en 123 a.C. Cayo Graco, hermano de Tiberio, fue electo tribuno. Esta vez, los plebeyos fueron más cuidadosos para protegerlo de posibles atentados, y Cayo continuó y profundizó las reformas de su hermano. Propuso la concesión de la ciudadanía romana a los latinos e instauró un nuevo principio político: el de la soberanía popular. Pero el Imperio Romano tenía mucho poder y mucha crueldad: Cayo fue asesinado en 121 a.C.

Aunque la lucha de los plebeyos continuó (y continúa hasta nuestros días, pero entre trabajadores y patrones/empresarios), el Imperio Romano marcó el nefasto mensaje de que luchar contra el poder es peligroso y puede tener consecuencias. Pero, ¿saben qué? No luchar contra el poder es mucho, muchísimo peor.

Tiberio y Cayo, seguimos luchando para honrar su memoria.

11 de junio de 2014

Astérix vivía en el 50 a.C.

Las historietas de Astérix, personaje francés creado por René Goscinny y Albert Uderzo, narraron centenas de historias que sucedían todas durante la Edad Antigua, y todas alrededor del mismo año: el 50 a.C.

Astérix y su compañero Obélix vivían cerca de la Galia, uno de los pocos sitios de la región que no había sido conquistado por el Imperio Romano.